Ayahuasca,
el mito detrás de la liana de la muerte
Javiera
Epple
Tras
lo ocurrido con Antares de la Luz y su secta, la ayahuasca ha sido puesta en
tela de juicio, sin tener claro ni su origen ni su función. Los pueblos del
Amazonas realizan ceremonias de ayahuasca para sanar el alma desde tiempos
inmemoriales. Hoy en Chile estas ceremonias también tienen cabida y son una
medicina para quienes buscan caminos alternativos de curación.
La ceremonia de la ayahuasca
se realiza de noche, a las 22.00 horas generalmente. No hay un número
determinado de invitados. Hay ceremonias
con 4 personas, como las hay con 20. Todos se sientan en cojines o frazadas,
fuman tabaco, la luz es tenue y la disposición de los presentes es silenciosa,
muy ceremonial. El hombre-medicina
también conocido como chamán, les va dando -uno a uno- un vaso de
aproximadamente 125ml de ayahuasca. El sabor es amargo, como chicha sin
azúcar. Luego de que todos han tomado el
brebaje, el hombre-medicina comienza a entonar ícaros, canciones amazónicas que
controlan y van guiando el viaje mental de los presentes.
Quienes ingieren el
líquido muchas veces ni siquiera conocen los componentes que lo originan. La
ayahuasca es producto de la cocción de dos plantas: una liana y un arbusto. La
liana lleva el nombre de ayahuasca y posibilita la absorción de la chacruna, el
arbusto. Según explica Joaquín Cáceres,
bioquímico de la Universidad Católica la ayahuasca tiene dos componentes
activos: la Dimetiltriptamina (DMT) y un grupo de inhibidores de la enzima
monoaminooxidasa (IMAOs). “El DMT es el componente que produce el efecto
alucinógeno de la ayahuasca e interactúa con el receptor transmembrana SIGMA-1,
el cual ha sido asociado a patologías como la esquizofrenia y la depresión”,
explica Cáceres y agrega: “En presencia de IMAOs se deja de degradar serotonina
y epinefrina y el organismo se encuentra más activo y menos angustiado”. Los componentes
principales de la ayahuasca actúan en conjunto a nivel del sistema nervioso,
generando un efecto alucinógeno como un efecto de activación. “El DMT por sí solo no es capaz de generar un efecto
alucinógeno y para provocarlo requiere de IMAOs”, asegura el químico.
A los 20 minutos
aproximadamente de ingerida la ayahuasca comienzan sus efectos. Al principio es
malestar y mareo. El canto del chamán acompaña un concierto de vómitos. “Es un mito eso de que si uno no devuelve se muere,
yo no siempre devuelvo y aquí estoy”, cuenta Roberto Parada.
Roberto Parada tiene 47
años, es profesor de filosofía y de religiones comparadas, además es seguidor
del Camino Rojo en Chile. El Camino Rojo es un movimiento espiritual que recoge
tradiciones antiquísimas de los pueblos originarios de América, sus creencias
se compartieron desde Alaska hasta la Patagonia. “Somos 16.000 en Chile según
una encuesta del INE, asique no pueden decir que somos una secta”, asegura. Para
él, las ceremonias de ayahuasca son una manera de experimentarse en el
universo, de dejar el ego y ser parte del todo, algo muy similar a lo que
plantea el budismo. “La ayahuasca me ha mostrado el sentido de la existencia”,
confiesa Roberto. Parada hace más de 8 años que participa de estos rituales. El
Camino Rojo tiene 7 ceremonias, según explica Roberto, quien ha experimentado
6. De esas, la mayoría son con ayahuasca, peyote y/o San Pedro, dependiendo de
la voluntad de la persona.
Así como está el Camino
Rojo, en Chile existe otro movimiento conocido como “Santo Daime”, que tiene
menos seguidores que el primero. Hay tres iglesias importantes: una en Brasil
–donde comenzó- otra en Holanda y la tercera en Chile. Mezcla elementos
católicos con ritos chamánicos y africanos. Ellos también realizan una serie de
ceremonias con ayahuasca.
Además del uso que se
le da en estos movimientos, existen ceremonias que realizan particulares. Éstas
son a través de personas que se contactan directamente con chamanes que viajan dos
veces al año a Chile. El lugar: la Comunidad Ecológica Santa Sofía Lo Cañas.
Eduardo Lavados tiene 25 años y ha tomado 7 veces ayahuasca, actualmente se
encuentran realizando un documental sobre el tema. “Yo fui porque tenía
problemas estomacales”, cuenta. A la tercera ceremonia su problema se había
solucionado.
Tanto Eduardo como
Roberto están de acuerdo en las cualidades curativas de la ayahuasca, sin
embargo aseguran que la experiencia no es agradable. “Nunca te acostumbras”,
coinciden. La ayahuasca no tiene ningún peligro si es bajo la tutela de un
chamán. “El mayor peligro es hacerlo sin guía”, asegura Roberto. Para quienes
consumen ayahuasca el efecto es siempre nuevo, no genera ningún tipo de
acostumbramiento y suele ser similar. Cáceres, bioquímico, lo explica así: “el efecto es esperable que sea igual en todas las
personas, ya que el DMT no genera tolerancia ni dependencia”, afirma.
“La planta te muestra lo que tienes que ver,
no lo que quieres ver”, asegura Roberto, quien la ha consumido cerca de 40
veces. Parada realiza ceremonias de ayahuasca con compañeros suyos del Camino
Rojo, que llevan más de 20 años ahondando en estas ceremonias. Ellos son
ingenieros, arquitectos, profesionales
que tienen en común la idea de que el alma está enferma y a través de la
medicina ayahuasca encuentran una forma de sanarla, de reconectar el alma con
el universo. “Nuestro centro no es la planta, es el tabaco, el rezo”, explica
Roberto.
Las ceremonias las realiza
con un shipibo –indígena amazónico- llamado Aro Cabeza de Mono, quien se demora
2 semanas desde su casa en Perú hasta el avión que lo trae a Chile. Cuando
viaja acarrea 30 litros de ayahuasca. La mayoría de las veces no alcanza a
utilizarlo todo y le deja a Roberto 2 o 3 litros que él congela. “En tres
semanas más vamos a hacer una ceremonia, no puede pasar mucho tiempo porque se
echa a perder”, cuenta el profesor. Los ritos los realizan en una casa en
Vitacura, cuesta $25.000 por persona.
Son las 23.30 horas y
la ayahuasca ya está actuando sobre los presentes. La mayoría no logra
mantenerse sentado y se recuesta. Se le conoce como la liana de la muerte
porque quienes la consumen sienten que el alma se separa del cuerpo y se une
con el cosmos. El chamán sigue cantando ícaros, canciones amazónicas a través
de las cuales entrega energía. “Cada hombre-medicina es dueño de sus propios
ícaros, como es dueño de su sabiduría y él los ofrece en la ceremonia”, cuenta
Roberto. Explica además que durante la ceremonia muchas veces la ayahuasca
enseña ícaros a quienes la consumen. “La ayahuasca te muestra tú ícaro y uno
empieza a cantarlo”, manifiesta Parada.
Eduardo vivió otra
experiencia. En su caso el chamán también cantaba ícaros. A él le daban ganas
de corearlos, pero lo silenciaban. “Son como mantras, después de un rato te los
aprendes y los empiezas a cantar sin querer”, narra Lavados y agrega: “pero
empiezan a hacer tsch porque tu
misión ahí no es cantar”. Hay diferentes
ícaros, unos son de fuerza, otros de tranquilidad, de guerra, de protección, de
curación y más.
En Perú hay un centro
llamado Centro Takiwasi, donde trabajan con ayahuasca para combatir la
drogadicción y el alcoholismo. Aro Cabeza de Mono cruza la frontera con 30 litros de ayahuasca y
no le ponen ningún problema. ¿La razón? Su lazo con Takiwasi. En Chile la
ayahuasca no está prohibida. “La planta no está tipificada en reglamento de la
ley 20.000 de drogas, sí el DMT que es uno de los alcaloides provenientes de la
ayahuasca. Por ahora no está previsto modificar el reglamento”, explica
Francisca Florenzano, directora del SENDA.
Desde el SENDA aseguran
que la ayahuasca es peligrosa y que no debería ser consumida. “Quienes
la consumen experimentan vómitos y descompensación física. En otros casos,
pueden aparecen patologías de carácter psicológica o siquiátricas que estaban
ocultas”, explica Florenzano. A pesar de los resultados que ha arrojado el
centro Takiwasi, en Chile por el momento no existen planes de crear un centro
de desintoxicación en base a esta planta.
Los efectos de la ayahuasca están
pasando, son las 4.00 de la madrugada, los invitados a la ceremonia toman sus
sacos de dormir y se tienden sobre los cojines. Van a descansar unas horas
antes de volver a sus respectivas casas. El chamán ya no canta. Todos coinciden
en una alucinación: la serpiente. La ayahuasca, la liana de la muerte, te
muestra la serpiente cósmica, lo que algunos asocian con el ADN. Hay diferentes hipótesis del porqué de esta
alucinación, sin embargo por ahora nada está comprobado.
LINKS DE INTERÉS
Y el libro: La serpiente cósmica de Jeremy Narby